Mi Ventana Óptica Terrorismo religioso otra vez

Por Alejandro Almánzar
 
En lugar de llevar paz y sosiego, la religión es un instrumento de violencia, en la que fundamentalistas se disputan la feligresía, empleando actos terroristas, en nombre de un Dios, hecho a imagen y semejanza de sus ambiciones terrenales.

Esto no es nuevo, son más viejos que el cristianismo, el budismo, y los musulmanes. Presentes en los escenarios, en que cada uno pretende imponer sus dogmas religiosos a cualquier precio, como si también para ellos, los fines, justificaran los medios.
Al accionar violento religioso, se suma el componente político, que echa leña al fuego. Esto se ha incrementado con la llegada al poder político de individuos comprometidos con distintas corrientes, incluyendo al presidente, Donald Trump.

Quien sin disimular, toma partido, a favor de un bando, incentivando más esos hechos horrorosos que hoy sacuden a Sri Lanka, donde el terrorismo ha sembrado el caos, el dolor y el desconcierto contra cristianos de esa nación.

Aunque allí, el catolicismo es minoría, creo, que apenas un 7% de su población de más de 20 millones lo practica, mientras el budismo controla el 70%, pero al parecer, la idea es seguir con la política de imponer estúpidas creencias, empleando cualquier método.

La mayoría de víctimas en este atentado sangriento, eran cristianos, que participaban del Domingo de Resurrección, que celebran los católicos, al concluir lo que llaman Semana Santa, en la que dicen recordar el nacimiento y muerte de Jesús.

El mundo sufre la consecuencia de una violencia sin sentido, porque el fundamentalismo aposentado en esos sectores, no cree en dialogo, ni en lo que pudiera ser una reconciliación espiritual, a través de la concertación, donde prevalezcan las ideas, y se respeten creencias ajenas.

El budismo ejerciendo terrorismo contra grupos minoritarios, reniegan de Gautama Buddha, como si se hubiesen convencido, de que tienen intereses materiales, al igual que los demás grupos religiosos, para defenderlos a capa y espada.

Nadie conociendo la grandeza de quien renunció al Trono, para irse a convivir con los pobres, se lo imaginaria patrocinando acciones terroristas, contra infelices creyentes, en base a esa lucha que aparta al hombre del verdadero Dios que él tarde descubrió.

Hace tan solo unos días, la Iglesia de Notre Dame, o de (Nuestra Señora), en París, Francia, fue víctima de un incendio, del que muchos creen, el terrorismo pudiera estar detrás, aunque las autoridades lo atribuyen a un “accidente”.

Tanto el golpe de Sri Lanka, como el anterior, resultan demoledores para el cristianismo, que ha venido en picada, pues en la Iglesia incendiada, perdió mucho valor histórico, aunque dicen, haber recuperado parte del tesoro allí guardado.

Pero para obrar con justicia, es arriesgado afirmar de qué lado está la razón, pues aunque todos dicen buscar el mismo fin, en la práctica, demuestran tener propósitos disímiles, dividiendo a Dios acorde con los intereses de cada sector.

Los seguidores del príncipe Siddhartha, también han sido desviados de la doctrina que este pusiera en marcha al despertar la conciencia. Como si intereses materiales los hubiesen sacado del “Camino Medio”, la enseñanza que da origen al budismo.

Pero el terrorismo, en todas sus manifestaciones, está condenado al fracaso, por más crueles y bochornosos sean sus actos, porque el dolor fortalece el Alma, la que ninguna violencia puede destruir, y mucho menos matar.

Twitter, @alexalma09

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