Mi Ventana Óptica El relevo político

Por Alejandro Almánzar

Es el mayor suplicio social, por tener que enfrentar a grupos, que sólo buscan adueñarse del país, ejerciendo la política, sin tener en cuenta nada, ni a nadie, para acumular poder y fortunas, sin importarles arruinar buenas relaciones.

Eso ha generado corrupción, dictaduras, pobreza y atraso, porque para controlar el Estado, mediante métodos vergonzosos, se necesita la complicidad de muchos factores, incluyendo, sobornar a pobres de conciencia.

Recursos, que podrían invertirse en solucionar lacerantes problemas, son usados para manipular al pueblo, convocando manifestaciones de “apoyo” a quienes buscan reelegirse en sus cargos. Emplean los mismos métodos del siglo XIX, en que la lucha por el poder, convirtió a amigos, compañeros, y aliados, en irreconciliables enemigos.

Esa historia comienza con Duarte y Santana, pues aunque el prócer nunca mostró interés por el poder, el miedo del segundo, a ser desplazado, lo llevó a cometer hechos, que a pesar del tiempo transcurrido, la historia no le perdona.

Siguió con Luperón-Lilís, Horacio Vásquez-Federico Velázquez, Estrella Ureña-Trujillo, Balaguer-Augusto Lora, Peña Gómez-Jacobo Majluta, y en pleno siglo XXI, la disputa se centra entre Leonel-Danilo en el PLD de Bosch.

Que dirigentes de un Partido, tengan que esperar por la bendición del caudillo, para proyectarse, bajo el enunciado, “de mientras yo respire, que nadie aspire”, eso pone en evidencia la falta de democracia en la dirigencia política.

Como si su relevo sólo pudiera llegar con la muerte, pues Balaguer, ni estando inválido, cedió el espacio, prefiriendo pasar el poder a un extraño, y no a los suyos. Pero quienes buscan el relevo, también deben revisarse, pues jamás pueden pretender llegar, si no labran sus propios caminos.

Y mucho menos, pensar, que lo lograran descalificando al que se ha ganado su espacio. Cuando Leonel anunció la “Fabrica de Presidentes” en el PLD, vi en él, a un líder diferente, que creía en el relevo, aunque eso parece quedar descartado, cuando este ha decidido ir de nuevo por la candidatura.

Quizás, lo obligaron a defender el espacio que algunos intentan arrebatarle, creyendo que el liderazgo se transfiere o hereda, ya que, desde que abandonó el poder, antiguos “amigos” les soltaron los perros, lanzándole todo tipo de descalificaciones, tales Buitres, que buscan alimentarse de la carroña del León abatido.
Fernández, se ubica entre los políticos desprendidos, que no siguió los pasos de quienes pasaron el poder a particulares, dejándolo en manos de enemigos internos, para como Rafael Correa, en Ecuador, ser testigo de un relevo ingrato.

Esa lucha poco importaría, si no acarreara males, como el resquebrajamiento institucional, pérdida de derechos, corrupción, y peor, cuando ni la Constitución detiene su vileza. El síndrome Juan Bosch: Dos Partidos, con el mismo vicio, con una enorme camada de dirigentes, el primero terminó en bisagra, y el PLD, terminará peor.

Porque si tantos dirigentes, no saben cuánto tendrán que esperar para llegar al poder, porque quienes se montan, deciden seguir a caballo, entonces, estos ahí, no buscan nada. La batalla deben librarla con su Comité Político y Central, para que los dirigentes dejen de apandillarse con los gobernantes.

Aliarse con la base, para obligarles a buscar fórmulas democráticas, para el relevo interno, porque ni en los cargos de dirección dan paso, como si nuevos miembros no tuvieran derechos a conducir los destinos de su Partido.
 
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