Mi Ventana Óptica Marina y su Banda

Por Alejandro Almánzar

El fraguar planes perversos, para de cualquier forma continuar en los cargos públicos, aunque sea violándolo todo, y a todos, no le da espacio al gobierno y sus ministros para plantearse políticas que permitan detener la delincuencia y criminalidad.

Una nación, donde la mayor parte del tiempo los funcionarios se la pasen cabildeando acciones impropias para reelegirse, nada de extraño tiene que Marinita y su Banda tomen control de los ciudadanos, mediante los métodos aprendidos.
Que con Tiki-Tiki, Falacia, y otros no identificados, siga llevando la voz cantante para imponer el terror en calles y avenidas, de quienes la autoridad se entera de su existencia sólo cuando la banda desafina, y toca intereses de poderosos.

Una historia repetida, personas con un historial delictivo espantoso, que la famosa justicia los tiene identificados, algunos hasta condenados, pero a la vez, favorecidos con órdenes judiciales, y enviados de nuevo a delinquir para las calles.

Ya ni asombra, la frialdad como estas personas curtidas en el crimen narran su accionar, y ocupen los primeros espacios de Prensa, como si se tratara de connotados ciudadanos que traen la buena nueva, de cómo sumir a la sociedad en el miedo.

Vimos en esta muchacha, lo que significa dejar al país a merced de la criminalidad, y reflejando, hasta dónde los funcionarios pagados por el pueblo se descuidan de sus responsabilidades, para dedicarse a malsanos planes reeleccionistas.

Marinita, como la conoce el bajo mundo, vio morir a su madre de VIH, a su progenitor ser condenado por homicidio, pasos que ella siguió, siendo condenada por otro homicidio, pero ¿Le dio seguimiento la autoridad para que ella no fuera arrastrada al crimen?

¿Apareció alguna institución ofreciéndole apoyo, para que superara tanto la muerte de su madre, como la condena del padre? ¿A qué edad se inició en el crimen, para terminar liderando junta a familiares esta banda de temibles criminales?

¿Le dio seguimiento la justicia al dejarla en "libertad condicional"? De la existencia de Marinita y su grupo no sólo podemos culpar al gobierno, porque muchas instituciones, incluyendo las Iglesias, reciben fondos del Estado, pero poco o nada les importa la realidad que viven gentes como ella en esos barrios paupérrimos.


En sus fluidas declaraciones que da a oficiales que la investigan, demuestra ser alguien que fue a escuela, o que la labor de delincuente le ha enseñado a manejarse como actriz de primer orden. Pero mientras no se unan esfuerzos para prevenir el accionar de esos jóvenes, ellos impondrán la ley como saben hacerlo.

Y si siguen debilitando la institucionalidad, de proyecto de nación no pasaremos. Marina y comparte no preocupan tanto, como saber, con la facilidad que se modifica la Constitución para resolverles a los políticos, pero no así, para proteger y defender al ciudadano de estos criminales.

Su accionar se está dimensionando, por atentar contra un oficial, al servicio de los padres de la esposa del presidente, de lo contrario, nadie se hubiese enterado que esta asesina estaba en las calles, cuando debió estar en la cárcel.

Marina, Tiki-Tiki y Falacia, son el mejor reflejo de hogares en desbandadas, pero además, pone de manifiesto hasta donde la indiferencia estatal crea inseguridad y malestar, generando a este tipo de monstruos en la sociedad.
 
Twitter, @alexalma09

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